Sobre el delito de omisión del deber de socorro, es ampliamente conocido que será responsable del mismo aquel que no socorra a quien esté desamparado, en peligro manifiesto y grave. Esto siempre que pudiera hacerlo sin ponerse en riesgo a sí mismo o a terceros. Así lo determina el artículo 195.1 del Código Penal. También abarca a aquel que, no pudiendo prestar socorro de manera directa, no solicite ayuda a terceros para ello. Las penas relativas a este delito pueden ir desde la pena de multa, a en determinados supuestos, llegar a la pena de prisión. En el supuesto que hoy analizamos, el Tribunal Supremo ha resuelto una cuestión clave y relevante sobre este tipo de delito. Ha delimitado con claridad cuándo concurre su aplicación y cuándo no.
Los hechos
Los hechos se remontan a febrero de 2018. El acusado, tras haber consumido bebidas alcohólicas, conducía su vehículo y atropelló mortalmente a un peatón que cruzaba correctamente por un paso de cebra. Tras el impacto, no frenó ni realizó maniobra alguna para evitar el atropello. Además, abandonó el lugar sin prestar ningún tipo de auxilio.
Procedimiento judicial
En primera instancia fue condenado por delito contra la seguridad vial, en su modalidad de conducción bajo la influencia de bebidas alcohólicas, en concurso con un delito de homicidio por imprudencia grave, y por un delito de omisión del deber de socorro. La Audiencia Provincial de Gipuzkoa, en apelación, rebajó este último delito a grado de tentativa.
Por tanto, la cuestión controvertida radicaba en torno a la aplicación del delito de omisión de socorro. Esto, debido a que no existía doctrina unánime al respecto. El Tribunal Supremo finalmente absolvió al acusado por dicho delito, viniendo a confirmar el resto de la condena. Esto se debe a que la autopsia reveló que la muerte fue instantánea como consecuencia de un traumatismo craneoencefálico de extrema gravedad. En consecuencia, el Alto Tribunal estimó que no se daba el presupuesto objetivo necesario para apreciar ni la omisión ni su tentativa.
Fundamentos de la sentencia
El Supremo señala que no puede exigirse socorrer a quien ya ha fallecido. Pues no existe entonces una situación de desamparo ni de peligro manifiesto y grave, elementos esenciales del tipo penal.
Sencillamente, no tiene sentido que se imponga al causante del accidente un deber de auxilio. Esto, porque, de decidir ejecutarlo, no podría ser cumplido por la inmediatez del fallecimiento. Por ende, no se puede castigar la omisión de una acción esperada cuando, de haberse realizado esa acción, en nada habría afectado a la indemnidad del bien jurídico protegido, que es la vida y la integridad física de la víctima.
Conclusión
En conclusión, esta sentencia viene a sentar jurisprudencia que corrobora que, si el fallecimiento de la víctima es inmediato, no se puede hablar de omisión del deber de socorro. Esto es porque ya no hay posibilidad real de prestar ayuda. El auxilio solo tiene sentido si aún es posible.
En ALCÁZAR contamos con un equipo de especialistas penales dispuestos a brindarle el asesoramiento que puedan necesitar. Contamos con amplia experiencia en la materia, brindándole un apoyo integral y personalizado.