No es exagerado decir que son muchas las empresas a las que les convendría tener una fundación.
Aunque esta afirmación puede generar cierto escepticismo, precisamente por el desconocimiento general en torno a este tipo de entidades, explicamos lo que queremos decir empezando por intentar derribar algunos de los estigmas que hacen que las empresas vean las fundaciones como algo ajeno y que no va con ellos:
- Las fundaciones son entidades sin ánimo de lucro, es decir, no pueden obtener beneficios, viven de la buena voluntad de los donantes. FALSO:
Las fundaciones pueden tener actividad económica y cobrar por sus servicios. Es evidente que para que pueda contribuir al interés general ha de ser sostenible económicamente. Funcionan con una mentalidad empresarial para generar ingresos. Ocurre que muchas de estas actividades, cuando son consideradas ‘fundacionales’ tienen grandes incentivos fiscales. Pero, además, no depende sólo del mercado, también opta a subvenciones y ayudas, puede contar con recursos como los voluntarios y, sí, también con donantes.
- Las fundaciones son entidades que se utilizan para blanquear dinero y generan desconfianza. FALSO:
Las fundaciones son estrechamente vigiladas por el Protectorado de Fundaciones, organismo que se encarga de su control, además de por Hacienda. Para que una fundación pueda trabajar ha de ser transparente y reportar su contabilidad. Los medios han contribuido a que de desprestigie la figura por casos anecdóticos de corrupción y, en ocasiones, hablando de fundaciones cuando no lo son, como en el caso del Instituto Nóos, que se trataba de una asociación y de una SL con igual nombre. La realidad es que si una fundación trabaja de forma efectiva, relacionándose con otras entidades y con la Administración, es garantía de transparencia, pues para la gran mayoría de trámites se requiere una transparencia demostrada. De no ser así, directamente no se producen esos acuerdos y ayudas.
- Las fundaciones sirven únicamente para ayudar a causas sociales, una cuestión de filantropía, cooperación al desarrollo, etc. FALSO:
Los fines de una fundación pueden ser de lo más variado. Lo que se busca es que contribuyan al interés general y para esto pueden dedicarse a actividades como el I+D, la inversión de impacto, el cine, la música, la sanidad, cuidado de mayores, formación, etc. Es decir, muchas actividades que frecuentemente adoptan la forma jurídica de sociedad sin que necesariamente sea la más adecuada. Incluso, con la posibilidad de que empresa y fundación contribuyan a mejorar mutuamente.
Por poner cifras, de las 8000 fundaciones activas registradas en España, más de 1000 se dedican al deporte y una buena parte se constituyen por empresas. No llega al 8% las denominadas fundaciones sociales.
Es en este último punto nos detenemos para analizar algunas de las aportaciones de una fundación a la empresa desde un punto de vista práctico:
- Alineación de actividades
Muchas empresas tienen una actividad que se podría ver favorecida si ‘alguien’ se encargase de crear unas condiciones que favoreciesen a su negocio. ¿Por qué no hacerlo ellos mismos desde una fundación? Es frecuente el caso de fundaciones dirigidas a la formación o el I+D, actividades que contribuyen al interés general pero que a su vez pueden desarrollar las competencias de potenciales nuevos empleados, la generación de nuevos usuarios de sus productos o el desarrollo de tecnologías innovadoras que podrán implantar en la empresa.
- Aplicación optimizada de prácticas de RSC
A grandes rasgos, entendemos como RSC la integración de la ética en la filosofía empresarial, la mitigación de los impactos de la propia actividad y la generación de valor compartido. Estas actividades se pueden desarrollar como parte de la estrategia de RSC de la propia empresa a la que se dedica un determinado presupuesto o bien, desde una fundación dirigida precisamente al cumplimiento de estos objetivos sostenibles.
Pongamos un ejemplo. Una empresa genera un impacto en las comunidades locales con su actividad, pues a través de una fundación, y contando con que las fundaciones tienen acceso a unos recursos y beneficios a los que no puede acceder una empresa, puede contribuir a mejorar las condiciones de vida de esas comunidades.
- Estrategias como la de la inclusión laboral
En este punto nos encontramos con el cumplimiento de requisitos legales como la de la Ley General de Discapacidad, por la que las empresas con determinado volumen han de tener un mínimo de personas en plantilla o bien solicitar un certificado de excepcionalidad. En caso de que les sea concedido, una de las opciones de la empresa es la de hacer una donación a una fundación que entre sus fines esté el de la inclusión laboral de personas con discapacidad. ¿Por qué donar a una fundación ajena si la propia empresa, a través de su fundación, puede trabajar para mejorar las condiciones laborales de las personas con discapacidad?
- Diversificación de actividades
Una fundación es una herramienta muy flexible. Esto quiere decir que, con una debida justificación sobre la aportación de sus actividades a los fines fundacionales, es fácil ampliar e innovar en sus actividades y no de una forma encorsetada como en una mercantil.
- Mejores relaciones con otras entidades y con la Administración.
Una fundación existe gracias a que sus fines estatutarios indican que realizan actividades de interés general, y el Protectorado garantiza que actúe conforme a esos fines y sea transparente, es comprensible entonces que, tanto para la Administración como para otro tipo de entidades, sea preferible trabajar con una fundación que con una empresa, lo que es fuente de cesiones, colaboraciones, autorizaciones, ayudas, mayor difusión y visibilidad, etc. Un caso cada vez más genérico, el de las residencias de mayores que para optar a plazas concertadas la administración prefiere hacerlo con fundaciones más que con mercantiles.
- Percepción
Uno de los motivos más frecuentes: la imagen de la empresa. Es cierto que el hecho de que una empresa tenga una fundación genera confianza, desde la sensación de empresa sólida y con recursos, la ética empresarial, la mayor presencia en los medios de comunicación y redes sociales (recordemos que también a los medios de comunicación e influencers también les gusta que se les asocie con fundaciones), la promoción indirecta de los productos o servicios de la empresa, etc. Sin embargo, dado que este punto es bastante evidente, instamos a las empresas a que den una vuelta de tuerca. Seguro que una fundación puede ayudarles en más aspectos.
Para aterrizar ideas lo mejor es poner algunos ejemplos sobre evidentes alineaciones entre empresa y fundación, como la Fundación Adecco. Siendo Adecco una compañía de gestión de recursos humanos que intermedia entre empresas y personas, cuenta con la Fundación Adecco, que, entre otras cosas, asesora a empresas sobre cuestiones relativas a la Ley General de Discapacidad, las acompaña y ofrece recursos para su adaptación. De está forma, ofrece un servicio de asesoramiento muy completo combinando ambas entidades.
La Fundación Acciona hace llegar energía a zonas rurales de países en vías de desarrollo, y para ello establece colaboraciones con sus respectivos gobiernos. También cuenta con el apoyo de otras entidades públicas como la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo (AECID) y sus respectivas agencias análogas. Así, mejora sus relaciones internacionales dado que es mundialmente galardonado por entidades públicas y privadas, lo que favorece la difusión de la marca y facilita su escalabilidad como empresa.
Otro ejemplo, es el de la Fundación Repsol, que invierte gran parte de sus recursos en el fomento de la transición hacia energías renovables y proyectos de dirigidos a lograr la neutralidad de emisiones de gases de efecto invernadero mediante soluciones basadas en la naturaleza, como la reforestación. Dado que la empresa se basa en la extracción de combustibles fósiles, ante el inminente proceso de descarbonización y el endurecimiento de las normativas sobre su uso, la empresa cuenta con el apoyo de la fundación para hacer virar su estrategia de negocio y, además, con los proyectos de reforestación atenúa el impacto de su actividad empresarial sobre el medioambiente.
Con todo esto, pretendemos que las empresas sean conscientes de que la constitución de una fundación perfectamente podría facilitarles su actividad, al mismo tiempo que contribuyen al interés general. Y, sobre todo, que se lo plantee todo tipo de empresas. Las fundaciones no son únicamente cosa de grandes empresas, por el contrario, son herramienta que pueden contribuir a su crecimiento y consolidación.
Puedes ampliar información escuchando el podcast en el que tratamos este tema:
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